
Cuando la policí a italiana arrestó a Salvatore Lo Piccolo, el presunto capo de la mafia siciliana, también encontraron una lista de lo “Diez mandamientos de la mafia”, con los que parece que se rigen los miembros pertenecientes a la mafia.
Esto parece más el guión de una buena pelí cula o serie, sin embargo, sabemos que casi siempre la realidad supera a la ficción. La lista de los 10 mandamientos de la mafia es:
- Nadie se puede presentar directamente a otro de nuestros amigos. Debe haber una tercera persona para hacerlo.
- Nunca mirar a las esposas de los amigos.
- Nunca dejarse ver con policí as.
- No ir a pubs y clubs.
- Siempre estar disponible para realizar tareas para la Cosa Nostra, incluso si es el cumpleaños de la mujer.
- Las designaciones deben ser absolutamente respetadas.
- Las esposas deben tratarse con respeto.
- Cuando se pregunta por información, la respuesta debe ser verdad.
- No se puede apropiar de dinero si pertenece a otros o a otra familias.
- Gente que no puede ser de la Cosa Nostra: cualquiera que tenga a alguien cercano en la policí a, cualquiera que traicione a su mujer o familia o cualquiera que no se comporte bien o que no tenga valores morales.

Los jueces italianos están estudiando un precioso manual del mafioso perfecto, escrito a máquina y encontrado recientemente en la casa de un capomafia siciliano. Acerca de los diez mandamientos del grupo Cosa Nostra. Informó desde Roma Vera Gonçalves de Araújo, columnista de Terra Magazine Brasil: Cuando leí la lista de las 70 personas presas por pertenecer a la Cosa Nostra a comienzos de esta semana, sólo reconocí a primera vista el nombre de Vincenzo Santapaola, hijo del capo Nitto, que hacía y deshacía lo que quería en Catania, Sicilia. Pero noté que la policía destacó la prisión de Antonino Faro. Algo me recordaba ese nombre. Pregunté a un colega si sabía quién era ese Faro, y me recordó: “Es el hombre que mató a Francis Turatello en prisión, le reventó la barriga a patadas y después le comió el hígado”.
Tuve el mismo escalofrío que cuando oí por primera vez la historia. En las crónicas negras de la mafia siciliana, el asesinato del bandido Turatello -y el inhumano ritual que siguió al homicidio- es uno de esos episodios difíciles de olvidar.
La familia Santapaola tenía una posición relativamente marginal en el organigrama de la Cosa Nostra, concentrado principalmente en Palermo y Corleone, y fue una de las pocas que se opuso a la estrategia terrorista -autos bomba, atentados, jueces asesinados- organizada y dirigida por Toto Riina y Bernardo Provenzano en los años 90. Los Santapaola creían que esa alternativa iba a atraer demasiado la atención de los medios y la opinión pública, hecho negativo para los negocios mafiosos. Preferían continuar matando, robando y vengándose en silencio, sin publicidad.
El material secuestrado en las casas de los mafiosos es un precioso tesoro: cuadernos con la lista de tareas de cada uno de los picciotti-los soldaditos del ejército de la mafia- y los salarios que cada uno de ellos recibía por su “trabajo”. Listas de los comerciantes y empresarios obligados a pagar propinas para evitar incendios y agresiones. Agendas y actas de los encuentros con los representantes de la ‘Ndrangheta (la mafia calabresa) y con otras familias de la Cosa Nostra.
La lucha contra la mafia puede ser una tarea sucia. Uno de los presos, Daniele Emmanuello, intentó resistirse y fue muerto a tiros por la policía. La autopsia reveló que antes de morir, se tragó seis trozos de papel que tenía en el bolsillo. Los jueces dicen que todavía son legibles.
Los documentos de la mafia de Catania, digeridos o no, completan otra documentación interesante que la policía secuestró a principios de noviembre, en la casa del capo Salvatore Lo Piccolo, sucesor de Provenzano en Palermo. Los jueces están estudiando el precioso manual del mafioso perfecto, escrito a máquina en letra mayúscula, con el título “Derechos y Deberes”
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